jueves, 9 de abril de 2015

El asociacionismo puede ser un recurso para la empleabilidad.

A lo largo de mi vida personal y profesional he participado en diferentes proyectos Asociativos. Quizás los más importantes para poder comprender con facilidad como nos puede ayudar a la empleabilidad ser parte activa de una Asociación, son los primeros momentos, las primeras experiencias, cuando aún no te conoce nadie, cuando no conoces como hacer muchas cosas ni a quién dirigirte para poder ponerlas en marcha. Cuando la propia Administración es una desconocida para nosotros y los mecanismos que la regulan también. El potencial de aprendizaje es inmenso, no solo de contenidos, también de habilidades que no dominas y que puedes mejorar extraordinariamente haciendo algo bueno.

El asociacionismo desde su vertiente voluntaria que es con la que deseo enfocar estás líneas. Nos permite dar algo bueno que estará en función de nosotros mismos. Puede ser compañía, administración, colaboración en actividades puntuales, coordinación, ejecución de programas, elaboración de proyectos, comunicación con los políticos, con otras asociaciones, venta de nuestros proyectos… En definitiva, en función del nivel de implicación que tengamos no solo aportaremos a nuestro entorno (en relación de los objetivos de la Asociación) tiempo y esfuerzo, también aprenderemos y desarrollaremos recursos y habilidades, la mayoría de las veces, en un ambiente agradable de buenos compañeros y amigos.

Enumeremos que son esas cuestiones:

1.- Montar nuestra propia asociación, requiere la coordinación de un grupo de personas. Un grupo pequeño, pero necesariamente un grupo.
2.- Un coste económico muy reducido.
3.- Conocimiento de la Administración competente, la legislación (reglas) y  la funcionalidad con la administración.
4.- Gestión de documentación, planificación, registro…
5.-Elaboración de proyectos.
6.- Difusión y gestión de los proyectos.
7.- Relación con el entorno y población destinataria.
8.- Justificación económica y social, elaboración de informes.
10.- Acceso a documentación y foros específicos (revistas especializadas, jornadas, seminarios, grupos de trabajo).
11.- Conocer personas, muchas personas, con opiniones variadas y puestos o responsabilidades diferentes.
12.- Sentirte útil, hacer cosas buenas por los demás, poner en marcha ideas y sueños que de otra forma no podrías haber hecho.


En definitiva, una actividad altruista que se puede convertir en todo un Master en gestión  y Recursos Humanos, dónde nos damos a conocer y desarrollamos nuestras potencialidades. Aprendemos a mediar, favorecemos actitudes empáticas y nos sentimos útiles mientras completamos nuestro currículum con una formación no esperada.

Muchas personas piensan, que el voluntariado es una pérdida de tiempo o que es para los que pueden perder el tiempo. Los que lo han practicado difícilmente dirán esas palabras. Simplemente la satisfacción de hacer algo bueno por otros, ya ha merecido la pena y sin duda ese sentimiento es algo bueno para la mochila de la vida que todos llevamos.  Si además tu nivel de implicación es alto, puedes desarrollar aspectos  y habilidades de lo que pensabas no serías capaz o harías así de bien.  En una famosa serie de Televisión  que en español se llamó el “Ala Oeste de la Casa Blanca”,  se dice en uno de sus capítulos que “Las decisiones las toman los que se presentan” y así es.  Participar del proceso asociativo, es participar en la toma de decisiones, si tenemos un nivel de implicación alto, eso favorecerá también nuestro nivel de influencia en la propia entidad y en el entorno en el que se desarrolle su actividad. En definitiva es un buen mecanismo para ampliar horizontes, para crecer como personas y “sin darnos cuenta”, como profesionales.

Por mi edad y por la diversidad de actividades que he tenido la posibilidad de realizar en mi vida. He podido comprobar cómo sin buscarlo de forma premeditada en diferentes tipos de voluntariado (medioambiental, con personas con discapacidad, de barrio, juvenil…) hay personas que se han enterado o han adquirido competencias que le han llevado a emplearse en proyectos y programas que no existían cuando comenzaron.

Nunca he visto que ayudar a los demás sea algo que deba perjudicarnos. Me quedo con una frase que escuche a un actor ya fallecido Sancho Gracia (Curro Jiménez) en una entrevista de en la televisión, en la cual le preguntaron  que si le había dado alguna recomendación a su hijo, que se iniciaba en aquel entonces en el mundo del Cine. El hombre respondió “Hijo, tu ayuda que te ayudaran”.